Lo que he aprendido gracias a Venezuela y de la gente que lucha por tranformarla en un país de Bien

 
 
Hace un par de días leí un escrito de #AlbertoCárdenas del 8 de Enero, realmente no se si se atribuye a el, pero como no lo conozco, lo más que puedo hacer es reflexionar acerca de lo que la dictadura le ha enseñado a mucha gente de bien y a otros no tan rectos, podríamos decir...
 
Muchas de la palabras que él suscribe son ciertas, el mal se ha hecho presente en Venezuela, a través de un gobierno del mal y sus autoridades no han dudado en hacer de esa maldad una norma entre los venezolanos, no solo de ellos hacia la población, esta también ha aprendido a ejercer el mal, ya que si no hay castigo para los malos estos se multiplicarán como una plaga, si yo le seguiré llamando la huestes. 
 
Por otro lado yo he aprendido cosas diferentes y mis principios formacionales han prevalecido sobre las enseñanzas que nos ha traído la dictadura, recuerden que una cosa es la que nos enseñan y otra es la que decidimos aprender, así como he suscrito desde hace años que esta es una lucha del bien contra el mal, también debo comunicarles que el mal es la ausencia de bondad, la ausencia de Dios, el mal es un ejercicio, es una manera de actuar separada de las cosas buenas y los sentimientos más nobles.
 
Este régimen le enseñó a muchos que la mentira es un arma poderosa, en la que ellos deben aparentar creer para no sentirse tan miserable y que son sus acciones individuales las que los han llevado a su existencia decadente y servil a quien ellos saben que es su mayor maltratador, el cuento de “Stalin y la Gallina”... Si así de simple, para ellos es más fácil ser una gallina que reconocer que fueron vilmente engañados, Yo Aprendí que la soberbia y el orgullo hacen más daño que las balas y las mentiras juntas.
 
También le enseñaron a muchos que no están esperando alimentos o dádivas, que necesitan ayuda externa o un milagro para conseguir su libertad, anulando uno de los bienes más importantes de un pueblo, La Esperanza. Yo aprendí a que esa esperanza se puede encontrar el los hijos, en las madres, en la gente, en la iglesia, en las infinitas bellezas naturales que tiene el país y más aún en el esfuerzo propio para mejorar la realidad interior y exterior de uno mismo, aprendí que ese esfuerzo no debe limitarse a su trabajo personal o lo que usted esté donde esté debe hacer para vivir, ese esfuerzo debe ir más allá, debe hacerte salir de tu zona de confort y generar resultados reales para las demás personas, no solo para ti.
 
Le han enseñado a la gente a temer, a quedarse encerrados y a que ellos son indestructibles, que los malos pueden seguir eternamente sin rendirle cuentas a nadie. Yo aprendí que mientras los hombres que dicen ser buenos se queden cruzados de brazos el mal seguirá avanzando hasta anular su posibilidad de actuación . Aprendí que la reserva moral de este país va más allá que la ignorancia que ellos han generado para perpetuarse.
 
Aprendí que hay muchas cosas porque luchar en este país, que la gente, sus bellezas y nuestra verdadera historia es suficiente para dar la vida si consideramos que el sacrificio vale la pena, que muchos hemos dado nuestros mejores años en el peor momento del país, pero que la enseñanza dejada de esa lucha deberá servir para nutrir esa historia y no permitir que las cosas malas sucedan de nuevo, no llegamos acá por la dictadura, esta llegó por la indolencia de la gente contra un pueblo que se sintió olvidado.
 
Aprendí que hay mucha gente dispuesta a hacer el bien y a no descansar hasta que una mejor Venezuela tenga la posibilidad de ser parida, de luchar por cambios y transformaciones reales que lleven bienestar y tranquilidad a toda su población, donde la riqueza sea recompensada con más riqueza y el esfuerzo traiga frutos. Que los venezolanos entendamos que el bienestar de mi vecino es mi bienestar propio. 
 
Aprendí que es totalmente válido tanto irse como quedarse, la diferencia está en lo que se hace después, en lo que haces por mejorar las condiciones de la gente de tu país, que desde donde estés levantes la voz no para difamar a los que se quedaron, sino para ayudar y darles esperanza, la diferencia la haces cuando ayudas y mejoras la moral del que lucha, cuando apoyas y logras la superación de los que padecen, que lo que realmente hará la diferencia es cuando logremos transformar a la gente en ciudadanos.
 
Imeru Alfonzo Hernandez

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